Donald Trump sigue apretando las tuercas a China: quiere que el gigante asiático se avenga a negociar. El presidente tiene ya decidido activar la segunda fase de su estrategia y aplicar aranceles a bienes importados por valor de 200.000 millones de dólares. Cubrirá así la mitad de los productos chinos que cruzan la frontera de Estados Unidos. El republicano amenaza en paralelo con elevar la reprimenda a una lista adicional por valor de 267.000 millones, con lo que cubrirá todas las importaciones de bienes.
La acción proteccionista se anunciará en breve, de acuerdo con varios medios estadounidenses. El presidente se reunió el jueves en la Casa Blanca con sus principales asesores económicos para valorar las diferentes opciones. En el encuentro participaron el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, el de Comercio, Wilbur Ross, y el representante de Comercio Exterior, el embajador Robert Lighthizer. EE UU ya tiene activados aranceles a productos importados chinos por valor de 50.000 millones.
Trump no está dispuesto a bajar las espadas frente a China, pero no todos en sus gabinetes están de acuerdo con ir tan lejos y prefieren dar una nueva oportunidad a la negociación. Todo sucede, además, mientras EE UU negocia con Canadá para tratar de sumarla al acuerdo que cerró con México el mes pasado para renovar el tratado de librecambio norteamericano (NAFTA, en sus siglas en inglés).
El plazo para que la Oficina de Comercio Exterior empezar a aplicar los nuevos aranceles venció la semana pasada. Trump, sin embargo, no está dispuesto a echarse para atrás tan rápido. Durante la última semana advirtió de que estaba preparado para activar los aranceles y que podría anunciarlos en cualquier momento. La tercera batería, en todo caso, debería someterse antes a un periodo de consulta.
Si se suman las tres cifras, los aranceles cubrirán básicamente todas importaciones de bienes chinos. Pekín advierte, por su parte, que está lista para responder a cualquier medida proteccionista. Larry Kudlow, el principal asesor económico en la Casa Blanca, insiste en que Donald Trump está frustrado con el escaso avance que están teniendo en las conversaciones, porque los chinos no acceden a sus demandas.
Los aranceles en esta segunda tanda serán del 10%, por debajo del 25% que se planteó inicialmente. Se aplicará a miles de productos, como cámaras, teléfonos. aspiradoras, juguetes o neumáticos. Este jueves, el presidente lanzaba un mensaje en las redes sociales indicando que no siente presión alguna. Eso pese a que compañías como Apple o Ford Motor advirtieron estos días de las consecuencias que tendrá la escaladapor sus negocios y el consumidor.
El déficit comercial acumulado hasta julio con China alcanzó los 233.500 millones de dólares. Es casi un 10% más alto cuando se compara con el mismo periodo de 2017. Va en sentido contrario a lo que prometió Trump, que busca recortarlo a la mitad. Por este motivo, en Wall Street se da por asumido que la tensión continuará y no ve un cambio de táctica hasta pasadas las elecciones legislativas.
La interpretación, además, es que Washington juega con ventaja al ver el desplome del mercado asiático. En el entorno del presidente no descartan, sin embargo, que Donald Trump puede reunirse con Xi Jinping durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, dentro de una semana. La otra posibilidad es que lo hagan durante la reunión del G20 prevista en noviembre en Buenos Aires.
Kudlow dice que el martillo no calló aún y que hay un diálogo entre los dos líderes, pero insiste en que Trump cree firmemente que el sistema actual no funciona y atribuye la culpa en parte a China. El presidente también dijo estos días que las conversaciones con Canadá avanzan, aunque aún está por ver si dan algún resultado,. También anunció que tiene abiertas negociaciones con Japón.